Kathryn Bigelow, lectora de Mark Boal
Resumen
Cuando Luisa, su peluquera de confianza, le corta el pelo al escritor Hugo Savino, desgrana con extraordinaria pasión el último libro betseller del momento. Creo que Luisa se ha ganado dicha confianza por el tipo de lectora que demuestra ser en cada corte de pelo y no tanto por sus habilidades estilísticas. Además de la relación mercantil, sólo comparten la pasión por la escritura. El oficio de traductor y escritor de Hugo Savino está configurado por escritores, a diferencia de los escritores que lee Luisa, que jamás han sido aceptados en la exclusiva mesa de novedades. Es una diferencia sin importancia. Que la anécdota de Luisa y Hugo Savino la haya leído en más de una ocasión, con distintos matices, lo demuestra. Hugo Savino me recuerda al escritor Néstor Sánchez cuando decía que leía, con igual pasión y disciplina, a los escritores que admiraba y a los escritores que le resultaban indiferentes. Hay que saber lo que uno quiere y no quiere para su escritura, decía Néstor Sánchez. Cuando leyó a Mark Boal, Kathryn Bigelow tenía siete películas en su historial, esparcidas en casi veinte años de trabajo cinematográfico.